lunes, 14 de febrero de 2011

DE JUAN PABLO BECERRA-ACOSTA: SUBRAYADO EN MILENIO: #PreguntoComoCarmenAristegui



#PreguntoComoCarmenAristegui…

Doble Fondo

Juan Pablo Becerra-Acosta

· 2011-02-14

· •Acentos

Sobre el affaire de Aristegui-MVS-Presidencia, y la supuesta enfermedad de alcoholismo de Felipe Calderón, hago unas cuantas consideraciones acerca de lo que me atañe, que es ser periodista, reportero…

1. Un rumor puede ser el inicio de un reportaje: se investiga, se reportea, se verifica el asunto una y otra vez con diversas fuentes y documentos, y se comprueba lo insinuado inicialmente para darle forma de hecho publicable. Si no hay pruebas, datos duros e irrefutables, el rumor es eso: una falacia esparcida por alguien que nunca —pero nunca, ¿eh?— debe ser retomado como nota, y mucho menos como punto de partida para hacer un editorial escrito u oral.

2. Si no puedes reportear el rumorcito, no publiques o transmitas tal bazofia, que los lectores no tienen la culpa de tu incapacidad reporteril, o de tus chayos financieros, espirituales o ideológicos (¿acaso no corrompe el espíritu reporteril la militancia periodística aunque no implique pago en especie?).

3. Sí se puede preguntar lo que sea, pero hay que saber hacerlo: ¿cómo, cuándo, dónde y a quién? Y para ello se tiene que volver a lo esencial: si vas a preguntar algo duro, muy duro, tu pregunta debe estar sustentada en evidencias, al menos en indicios palpables. Jorge Ramos, quien es un buen periodista de Univisión, sentó frente a las cámaras a Vicente Fox cuando éste era Presidente, y le soltó: “¿Usted toma Prozac?”. El panista se molestó, tardó unos segundos, y contestó: “No”. Supongo que Ramos tenía algún indicio más allá del rumor, y por eso hizo la pregunta.

Luego, el mismo Ramos sentó hace un par de años a Enrique Peña Nieto y le preguntó de qué murió su entonces esposa, Mónica Pretelini. El priista no pudo contestar, se frizzeó en televisión. Fue una imagen dura. Hace unos días el gobernador del Estado de México, en una nueva entrevista con Ramos, reconoció que a la sazón se pasmó, y el periodista le preguntó: “¿Usted tuvo algo que ver con su muerte?”. Peña Nieto lo negó.

No creo que la ética periodística permita preguntar sin sustento. Con base en un rumor, ¿se vale editorializar y pedir al “acusado” que demuestre su “inocencia”, que no es un enfermo alcohólico? Los juristas tienen un término para esto: affirmanti incumbit probatio, al afirmante incumbe la prueba, el que acusa está obligado a probar. El que pregunta tiene que tener sustento.

De otra forma, y retomando lo que esta semana ponían los ultras en Twitter, yo podría hacer esto:#PreguntocomoCarmenAristegui: ¿Es X un fratricida? ¿Es Y un sicópata? ¿Es T un drogadicto? ¿Es R un paidófilo? ¿Es M un corrupto? ¿Es Z un infiel? Que lo prueben todos, porque eso dicen los rumores de las redes sociales.

No jodan…

jpbecerracostam@prodigy.net.mx

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